Hace unos días me
transporte al 2015. No fue mi intención, tampoco quería revivir esas “sensaciones”
de nuevo.
Desperté con una
sensación rara, con esas sensaciones que no sabes que pasa, pero te sientes mal y que tu
cuerpo dejará de responder. Mi brazo derecho comenzó a hincharse y ponerse de
color rojizo y a quemar como si estuviese cerca al fuego. En esos instantes
solo atinas a empezar a recordar que fue lo que hiciste el día anterior que
pudiera desencadenar lo que estaba pasando, y a asustarte un poco, no sabía que
hacer, solo salir de mi casa fingiendo estar bien, y despedirme sin preocupar a
nadie, e ir al trabajo ignorando lo que me estaba pasando. A veces siento que
soy buena tratando de “ignorar” lo que esta a punto de pasarme, y esa era mi
idea.
Pero fallé… porque mi
cuerpo no cooperaba conmigo…
Llegando al paradero
tratando de ignorar lo que estaba pasándome, empezaron los escalofríos y las
sensaciones de flaqueza y debilidad…
Tuve que subirme a un
taxi, e indicar que quería ir a un hospital, que no me sentía bien…
Me llevaron al
hospital Cayetano Heredia, dicho sea de paso, ni siquiera sabía de la existencia
de ese hospital, me llevaron a “emergencias”, pongo las comillas porque yo mas
que nadie sabe cómo es “ese lugar”.
Las sensaciones
regresaron a mí, como flechas que te atraviesan y duelen, porque te recuerdan
todo, lugares, olores, momentos, llanto, vacíos, dolor, personas perdidas, con desesperación,
enfermas, nudos en la garganta donde no sabes como reaccionar, querer llorar o gritar
de desesperación, de no querer estar ahí y de solo querer salir huyendo,
reclamar porque no hacen algo, porque se acostumbran tanto a que ver morir a alguien
“ es cosas de la vida”, porque esas sensaciones tan rudas de querer jugar a “ser
dioses” que deciden en dar diagnósticos tan vacíos y tan poco empáticos.
Llegué, me bajé del taxi,
con las ganas de querer llorar, no por lo asustada de mi brazo o por los escalofríos
que sentía. Me dolía estar ahí, porque me recordaba todo.
Me hicieron sentar en
una banca, solo atinaba a mirar al piso. Tenía miedo de levantar la cabeza y
ver esos ojos de nuevo, de esas personas que se les nota la palidez, el
cansancio, la voz débil, personas que solo están ahí de mala gana, esperando
que algún día ya no tengan que volver ahí. Personas que solo quieren que les
den una esperanza y que simplemente las aceptan y aferran con todo lo que
tienen.
Yo ya había visto “de
todo”, que más no habría visto en casi tres años de ver a alguien que era de lo
más optimista y aceptaba todo sin quejarse solo con la esperanza de querer
recuperarse. Sentía que, si levantaba la vista, por ser observadora iba a ver y
ser observada, y eso no me gustaba. Porque nunca me gusto que vieran a la
persona que más quería con “esos ojos” de lastima, quizás algunos no entiendan,
pero a una persona que esta dando todo de si misma, esos ojos solo la hacen querer
evadir esa mirada y querer preguntar si se bien, si se le notaba “que está enferma”.
Vinieron por mí, me preguntaron
qué había pasado, enseñé mi brazo, tampoco sé, atine a decir, desperté y comenzó
a ponerse así. Me dijeron que llevarían a “emergencias”, llené mis datos, me sentía
tan ida, que simplemente respondía y a veces comiéndome las palabras.
Como siempre… el
sistema, donde te “juzgan” por que “tan grave y enfermo te ves”, y la poca
empatía que se vive en esos pasillos.
En mi pequeña espera,
vi como personas paradas, ni siquiera hacían el intento de ayudar a una persona
que no podían bajarla de un taxi, me agarró desprevenida, que miré, y sin querer
vi esa persona sin color, vi a una persona como moría de un paro cardiaco.
Empecé a llorar, por lo asustada y porque no podía controlar mis arcadas, quería
salir corriendo de ahí, nunca había visto semejante escena. En mis casi tres
años de estar sentada en pasillos, de ir memorizando recetas médicas, nunca
había visto a una persona morir delante mío, fue muy impactante para mí, que
hasta el día de hoy recuerdo eso.
Escuché que me
llamaban por mi apellido, estaba sentada en el baño, tratando de escribir a alguien
lo que había visto, pero a veces siento que no puedo hacer que alguien me entienda,
si realmente no ah pasado o “vivido” por alguna situación como la que tú has
vivido.
No quería ser débil.
No quería ser un “estorbo, que siempre rompía en llanto en los pasillos”. Se supone que ya “era más madura”, se supone
que “ya sabía”, pero es muy cierto eso de que uno no siempre lo sabe todo.
Decidí salir, o que
me dieran algo para dejar de sudar frío y tener escalofríos, y al mismo tiempo
sentir que el brazo “explotará” en cualquier momento.
El doctor que me atendió,
me dijo, te has asustado por eso has estado llorando (?), no respondí, volvió a
decir que, con tratamiento, mi brazo volverá a estar bien, pero en realidad no
lloraba por eso. No lloraba porque estuviese asustada por mi brazo, de hecho,
siempre eh sido una persona inconsciente cuando se trata de mi misma, hasta ahora
no entiendo por qué. Intenté preguntarle porque me pasaba esto, me dijo que era
celulitis bacteriana, que una bacteria había ingresado a través de mi piel. Le
dije que no sentía mi brazo y que dolía al moverlo, y al ser el brazo derecho,
recién comencé a ser un poco mas consciente de lo que me pasaba, empecé a
pensar en las cosas que no podría hacer si no me recuperaba. Le dije que no me
gustan los hospitales, tampoco me agradan los doctores. Solo empezó a sonreír,
y dijo entonces tendrás que hacer todo lo que te diga para que no tengas que
regresar de nuevo, pero me citó para volver en 5 días. Es decir que de alguna
manera no le caí tan bien.
No veía lo hora de
salir de ahí, lo admito soy muy cobarde a veces. Quizás es porque aun no puedo
recordar sin llorar.
Salí como cuando un
prisionero sabe que llega su día de libertad, y su único objetivo es llegar
hacía la puerta, sin voltear atrás y ver que tanto a cambiado allá afuera. Así
me sentía yo, no me importaba estar con fiebre, solo quería ir por las
pastillas e irme tan rápido como pudiese.
Atravesé un camino
lleno de llanto, pasé por una tienda de ataúdes, y no sabía donde era el
paradero, no sabía que carro tomar para regresar, a donde ir, me bloqueé totalmente.
Solo atine a sentarme en donde pudiese y llamar a alguien que venga por mí, debía
pedir ayuda, no me sentía bien, al final no pude ser “tan autosuficiente”. De
regreso solo era alguien que estaba asustada por todo, creo que el chofer del
taxi creía que había salido del hospital con un diagnostico terminal. Mi
hermana solo cuidaba de mí, sin decir nada, creo que en el fondo entendía como
me sentía.
A veces hay
pensamientos que se te pasan por la cabeza, tan insanos, y llenos de delirio, o
desesperación, tenía demasiadas pastillas en la mano que debía tomar, me molestaba
un poco el hecho de que, qué diablos eh hecho para que me este pasando esto (?)
a pensar que es un poco injusto, no culpando a nadie, pero lo siento, soy
humana y a veces en situaciones cuando estas molesta y asustada y no sabes que
hacer, piensas en mil cosas, en su mayoría sin sentido, porque solo actúan tus
impulsos. Veía las pastillas en mi mano, la sensación de inmovilidad en el
brazo, me puse a pensar un poco en que piensan esas personas que toman decisiones
“así”, yo nunca eh visto el suicidio como algo “cobarde”, de hecho, creo que no
cualquiera puede llegar a hacer eso, o pensar en el simple hecho de quitarse la
vida porqué sí, porque ya no hay otra salida. O que tanto puede ser la
desesperación de simplemente querer “no estar ahí”. Creo que, en mis instantes
de delirio, antes que las pastillas me hicieran dormir, intentaba delirar un
poco cuestionándome. Y al mismo tiempo ver como alguien que quería se aferraba
tanto a vivir, y ni siquiera se le permitió. Creo que ese hecho ante cualquiera
le hace ver como un cobarde. Para mi ella siempre será la persona más valiente que
habré conocido, me duele un poco el no haberle dicho.
Debía ser muy
paciente, seguir el tratamiento impuesto y regresar en 5 días y demostrar que
no volveré, que aún no estoy lista para revivir “esas sensaciones” de nuevo.
Al segundo día, el
miedo de nuevo regreso a que mi brazo “quedará así”, o que peor aún aparezcan
brotes en otras partes de mi cuerpo, como una reacción alérgica. Y por todo lo que
había leído en internet, me empecé a psicosear, pero no quería regresar allá.
¿Qué era lo que querías?
¿Enserio eras tan débil?
Eso me cuestionaba un
poco, pero al mismo tiempo, ya había aprendido, que el quejarme no servía de
nada, tampoco el molestarme conmigo misma, simplemente asumir, como “algo más”.
Tú puedes con esto, si ya estas pasando por todo, algo como esto no puede
derrumbarte, no si tú misma has visto a alguien demasiado valiente. Creo que de
nuevo hice desaparecer esos malos impulsos, y regresar a la Gabo que ya se
había “encontrado”, y que, de alguna manera, solo asumía y solo lo veía como
algo más. No a darle vueltas, no a decir que, “porque a mí”, no quiero volver
esa zona de andar en círculos, de pensamientos donde lo único que sacan es pensar
en cosas sin sentido.
Si algo eh aprendido es
a ser feliz con pequeñas cosas, de apreciarlas, de reír y hacer reír. Hay
muchas cosas por las cuales ser y estar agradecida.
Por eso, la frase KACHKANIRAQMI,
para decir, ser, estar vivo!
Que cada día, que cada cosa que vivas, suma
como experiencia, buena o mala, la estoy asumiendo. Que se vive cada instante,
cada momento, pero en ningún momento me arrepiento de algo. No quiero ser alguien
cobarde que solo trata de huir, de no luchar.
Que aprecio la esencia de cada
persona y sobre todo cada día aprendo que todo pasa por algo.Y que cada día me
pruebo a mí misma de las cosas que soy capaz. Quizás eso es lo que eh aprendido,
que solo se vive una vez, pero si hay algo que no estas haciendo bien, mientras
sigas vivo puedes repararlo.
Y sigo tratando cada día de ser más valiente, y
no fallarme a mi misma.
ERES LO QUE ERES, POR LO QUE AMAS Y HACES, DE
ESO SE TRATA TODO.
Comentarios
Publicar un comentario